Situada en la parte más oriental de la comunidad extremeña, Las Villuercas, La Jara y Los Ibores, limítrofes con Castila- La Mancha, forman un bello compendio de contrastes geográficos, donde sobresalen serranías con altitudes que superan los 1.200 m. y grandes bosques con especies arbóreas como los robles, alcornoques, castaños, pinos o encinas, destacando a la par sus hermosos valles y amplias zonas de monte bajo, donde reinan auténticos mares de jaras, brezos y cantuesos.

El clima de estas latitudes, es probablemente, uno de los más agradables y benignos de Extremadura. Con estas condiciones geográficas y climatológicas, lógico es pensar que la abundante fauna y flora existente en estas demarcaciones atraigan durante todo el año a ornitólogos, amantes de la observación de las aves y la naturaleza, amigos del senderismo o aficionados a la recolección u observación de las abundantes especies micológicas existentes.

En Guadalupe se puede visitar el Real Monasterio que está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en él se puede admirar, además de la imagen de la Patrona de Extremadura, una interesante muestra histórica artística de miniados, pinturas, esculturas, bordados o cerámicas que, en buena parte, reflejan la historia y el arte de Extremadura desde la Edad Media y siglos posteriores.

Entre las fiestas más importantes que se celebran en esta comarca sobresale la festividad de la Virgen de Guadalupe el día 8 de Septiembre, con multitudinaria asistencia de visitantes y peregrinos que se acercan hasta el Real Monasterio de Guadalupe. También destacan Las Candelas y Los Carnavales que se celebran, entre otras poblaciones, en Alía, Deleitosa, Navezuela, Valdelacasa o Bohonal de Ibor.

La arquitectura típica de esta zona viene marcada indudablemente por el clima y la orografía, encontrándonos grandes cubiertas con chimeneas en casas de poca altura y en especial en los Ibores y La Jara, mientras que en las Villuercas las construcciones destacan por ser edificios de dos plantas, donde se utilizan preferentemente la madera de castaño y la pizarra. Sin duda es en la Puebla de Guadalupe, conjunto Histórico- artístico, donde observamos, en algunos de sus barrios, los típicos entramados de madera en la planta superior de los edificios y bellos soportales en la inferior.

Desde antaño, el uso de los buenos productos naturales de la zona y la abundancia de especies cinegéticas, han otorgado fama culinaria a los fogones y restaurantes de estas tierras, algunos de ellos con tradición secular e influencia monacal. Nos deleitan con sus carnes de cabrito, cordero, cerdo, caza mayor y menor junto con embutidos propios de la típica matanza extremeña con excelentes morcillas,.. pero estas serranías también brindan excelentes setas, espárragos trigueros o criadillas.

Merecida fama tiene el queso y la miel de Los Ibores, ambos con Denominación de origen, destacando igualmente la calidad de los vinos y licores de poblaciones como Cañamero, Berzocana o Guadalupe y el aceite de oliva de Navalvillar de Ibor.

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